Nació en Montevideo, Uruguay, el 1º de
noviembre de 1923.
Marcado por una fuerte vocación artística partió en su
juventud a Buenos Aires, donde se vinculó al medio de las artes gráficas, como
aprendiz de cajista de imprenta en Barracas y Avellaneda. A su regreso al
Uruguay, en la década del 40, motivado por el tema del candombe y la comparsa
afro-oriental y vinculándose estrechamente a la vida del conventillo
“Mediomundo”, entra de lleno a manifestarse en el campo del arte.-
Con pasión desenfrenada, se entregó totalmente
al tema, pintando decenas de cartones, componiendo candombes para las comparsas
lubolas, dirigiendo sus coros, decorando sus tambores o actuando como
incentivador de un folklore que en ese momento luchaba por imponerse contra la
incomprensión.-
Lavanderas, velorios, Navidades, mercados, bailongos a la
luz de la luna, poblaron los cartones y lienzos . Agotado el tema, fue
inevitable su partida hacia Brasil, donde iniciaría un largo viaje a través de
todos aquellos países donde la negritud tenía fuerte presencia: Senegal,
Liberia, Congo, República Dominicana. Haití, Camerun, Nigeria…
El conventillo “Mediomundo”, punto de arranque de su obra,
fue demolido y con él, su riquísimo historial. Radicado finalmente
en Punta Ballena, Uruguay, tiene su taller en la cúpula mayor de Casapueblo, su
“escultura habitable”, modelada con sus propias manos, sobre los acantilados
que miran al mar en Punta Ballena.-
LA
CEREMONIA DEL SOL se realiza en las terrazas del Museo, al
caer la tarde, todos los días del año desde 1994.
Se ha convertido en un clásico al que ningún visitante
quiere dejar de asistir.
Es una especie de misa ecuménica, un momento muy emotivo en
el que todos hacen silencio y sólo se escucha la voz del artista, que desde una
grabación, dedica un poema al sol para despedirlo cada tarde.
Las golondrinas y gaviotas, atraídas por la música que llega
hasta el mar, cierran la ceremonia sobrevolando las terrazas del Museo,
asombrando a los concurrentes pues lo hacen en el instante en que el sol ha
desaparecido totalmente detrás del horizonte.-
CARLOS PAEZ VILARO: es su nombre y nos ha dejado un gran legado...pintarnos el cielo de azul en cada amanecer. Siempre estaras entre nosotros y escucharemos todas las tardes, ese hermoso poema al astro rey.-
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